Las prácticas, saberes y conocimientos ancestrales de los pueblos indígenas, han permitido una convivencia armoniosa entre las comunidades y la naturaleza.
Este relacionamiento recíproco ha garantizado el aprovechamiento y conservación de los recursos existentes en los territorios, especialmente las fuentes de agua destinadas al consumo de las poblaciones y el desarrollo de sus actividades productivas ancestrales.
El agua es un elemento importante en nuestra cosmovisión, por ello es urgente adoptar medidas de protección y cuidado de las fuentes de agua, para garantizar su sostenibilidad y con ello, la subsistencia de la población.
El agua es fuente de vida, es la sangre de nuestros territorios, es un ser vivo que forma parte del tejido de la vida dentro de la comunidad de la naturaleza.
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