A casi un año del reporte de los primeros casos de infectados por COVID-19 en la región, los Pueblos Indígenas Andinos venimos resistiendo no solo a los impactos directos de la pandemia sino también los efectos de las medidas que los gobiernos han adoptado para contrarrestar esta nueva enfermedad. El balance sobre la situación de los Pueblos Indígenas de los Andes es desolador en todos los aspectos y estamos camino a una crisis.
Las cifras de personas fallecidas e infectadas por el COVID-19 son alarmantes y continúa incrementándose en los países de la región. La situación demuestra que los gobiernos no cuentan con una política sanitaria efectiva para enfrentar la pandemia y con el paso de los meses bajaron la guardia esperando el milagro de la inmunidad colectiva o la llegada de la vacuna. No incrementaron la oferta ni mejoraron los servicios de atención para los ciudadanos afectados por el virus del COVID-19 y hoy observamos que los establecimientos de salud han colapsado nuevamente. En este escenario el acceso a los servicios de salud para los indígenas es nulo y en la práctica inalcanzable.
La pandemia del COVID-19 está afectando la vida y salud de los indígenas, sus líderes y lideresas, así como la dinámica de las organizaciones de los Pueblos Indígenas. Muchos líderes que tienen que cumplir funciones propias del rol de las organizaciones en sus diversos niveles se han visto afectados por esta enfermedad. Por ejemplo, la mitad de los miembros del Consejo Directivo 2020-2023 de CAOI (Benito Calixto, Higinio Obispo, Cristóbal Huanca y Arminda Velazco) han sufrido las consecuencias de esta enfermedad y aunque lograron superarlo no se conocen aún las secuelas del COVID-19 sobre su salud. Asimismo, el Consejero Mayor de ONIC, Luis Fernando Arias, se encuentra hospitalizado y esperamos su pronta recuperación. Una nueva ola de contagios que azota la región acentuara la amenaza sobre la vida y la salud en los territorios de los Pueblos Indígenas.
La pandemia ha afectado a la vida y la salud de miles de indígenas andinos. Las cifras oficiales de casos positivos que reportan los gobiernos esconden la real situación de los Pueblos Indígenas que no acceden a las pruebas y tienen que enfrentar la enfermedad con sus propios conocimientos tradicionales y muchas veces sin éxito. Los pueblos indígenas necesitamos que la atención preventiva y curativa llegue a nuestros territorios (atención directa) y busque complementar la medicina tradicional, pues si salimos de ella los riesgos de contagio se incrementan.
Si observamos los pocos esfuerzos de los gobiernos para fortalecer los servicios de salud en general para enfrentar la pandemia, en los territorios indígenas no se identifican tampoco esfuerzos por mejorar los servicios de salud o el acceso a los servicios de salud para las poblaciones indígenas. Nos obligan a permanecer en nuestros territorios por temor al contagio, pero el acceso a los servicios de salud de calidad en caso de enfermar de COVID-19 está cada vez más lejos de los territorios indígenas. Ante ello, llamamos a los Pueblos Indígenas a fortalecer la resistencia a la pandemia mediante el uso de sus conocimientos ancestrales sobre medicina y alimentación propia para prevenir el contagio y los síntomas del COVID-19.
Las medidas gubernamentales contra la pandemia están afectando nuestros derechos al libre tránsito, al trabajo, a desarrollar actividades económicas como el turismo o el comercio, entre otras. Esta situación ha provocado una caída brusca de nuestros ingresos y por tanto las posibilidades de acceder a servicios de salud, educación o mejorar nuestra dieta alimentaria. A la larga agravara la situación de hambre, desnutrición y pobreza con que vivimos. En este escenario demandamos a los gobiernos que los pueblos indígenas necesitamos el apoyo para compensar los efectos de esta situación y que el apoyo gubernamental no beneficie únicamente a las empresas y se nos excluya de las formas de compensación por los impactos negativos de la pandemia. Llamamos también a los organismos internacionales a la solidaridad y apoyo con los Pueblos Indígenas Andinos frente a la situación de desamparo en la que nos encontramos.
Los gobiernos de la región han anunciado planes de vacunación contra el COVID-19 con diversas etapas. Sin embargo, siendo los pueblos indígenas uno de los principales grupos vulnerables al COVID-19, se desconoce los planes de vacunación a los pueblos indígenas, y en particular a los andinos. Cuando se trata de salvar vidas de los indígenas se nos ignora, pero cuando de extraer recursos naturales los territorios indígenas son la obsesión de los gobiernos. Llamamos a los gobiernos a considerar a los pueblos indígenas como uno de los grupos prioritarios en los planes de vacunación.
Región Andina, 1 de febrero de 2021.
Benito Calixto Guzmán – Coordinador General
Higinio Obispo González – Coordinador Adjunto y Coordinación de territorio y Recursos Naturales
Arminda Velasco Torrez – Coordinadora de Fortalecimiento e Integración Política de los Pueblos
Cristóbal Huanca Salles – Coordinador de Economía Alternativa de los Pueblos
Carlos Sucuzhañay – Coordinador/a de Educación, Cultura y Comunicación
María Carreño Gaitán – Coordinadora de Derechos Humanos
Sonia Astuhuamán Pardavé – Coordinadora de Mujeres Indígenas
Luz Namicela Contento – Coordinadora de Juventudes
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