Las empresas deben asumir plenamente su responsabilidad de respetar los derechos humanos, particularmente los derechos de los pueblos indígenas, reconociendo y respetando nuestros sistemas de gobierno propio, formas de vida y cosmovisiones. Por ello, demandamos la implementación de mecanismos de monitoreo comunitario que permitan la participación activa de nuestras comunidades en todas las etapas de los proyectos.
Esta es una de las principales demandas planteada por los representantes indígenas de América Larina, hacia las empresas, en el marco del Caucus de los Pueblos Indígenas del Abya Yala, evento preparatorio para el IX Foro Regional de las Naciones Unidas sobre Empresas y Derechos Humanos, el cual se desarrolla en Sao Paulo, brasil, del 9 al 11 de abril.
Los líderes y lideresas indígenas demandamos, también, que las empresas aseguren que las reparaciones por daños causados sean colectivas, contextuales y acordes con nuestros modos de vida.
Del mismo modo, exigimos que se realicen evaluaciones de impacto social, ambiental y cultural con participación activa y consentimiento de las comunidades afectadas antes de iniciar cualquier proyecto, asegurando que se tomen en cuenta nuestras perspectivas y necesidades específicas. Además, se debe evitar prácticas de mitigación que sustituyan la responsabilidad de reparar los daños causados.
Destacamos la necesidad de establecer mecanismos de reparación y acceso a la justicia que sean culturalmente apropiados y accesibles para nuestros pueblos. Se debe reconocer y aplicar nuestros sistemas jurídicos tradicionales en la resolución de conflictos y la restitución de derechos.
Para ello es imprescindible combatir el racismo, la discriminación y las barreras geográficas, económicas y legales que impiden el acceso a la justicia y garantizar que los Estados y las empresas cumplan con las decisiones judiciales incluyendo decisiones de tribunales internacionales y mecanismos regionales como la CIDH que ordenan la restitución de derechos y la reparación de daños.
Hacemos un llamado urgente a los Estados, empresas y organismos internacionales para que adopten medidas concretas que garanticen la protección de nuestros derechos colectivos e individuales.
Reiteramos que nuestros territorios no son meros recursos económicos, sino territorios de vida, espiritualidad y cultura.
Reafirmamos nuestro compromiso con la resistencia pacífica y la defensa de nuestros derechos, y exhortamos a todos los actores involucrados a trabajar conjuntamente hacia un modelo de desarrollo que respete la dignidad humana, la diversidad cultural y la armonía con la naturaleza.
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